Más allá de la cédula: identidad digital para un Ecuador conectado

Identidad digital en Ecuador

Por Paúl Quiñonez, Gerente General de TodoLegal S.A.

Cuando pensamos en nuestra identidad digital, solemos asociarla a nuestras redes sociales, a una cuenta en línea o a un correo electrónico. Pero en realidad, nuestra identidad digital es mucho más que eso: está compuesta por toda la huella de información que hemos dejado en Internet a lo largo de los años.

Sin darnos cuenta, hemos compartido datos con gigantes como Google, Microsoft, Meta, Amazon, OpenAI o Spotify, que conocen más de nuestras preferencias, rutinas y gustos de lo que podríamos imaginar. Esa cantidad de información ha permitido incluso el desarrollo de perfiles predictivos e identidades sintéticas capaces de imitar nuestro comportamiento digital.

La tecnología, que en principio es nuestra gran aliada, puede convertirse también en una amenaza silenciosa si no comprendemos cómo funciona y quién controla la información que nos representa.

¿Quién controla realmente nuestra identidad digital?

¿Somos nosotros los dueños de nuestros datos? ¿O es el Estado, a través del Registro Civil y sus bases centralizadas? ¿O son las grandes plataformas tecnológicas las que mejor saben quiénes somos?

En el mundo físico, el Estado nos otorga documentos como la cédula de identidad, el pasaporte o la licencia de conducir. Estos documentos nos permiten demostrar quiénes somos y acceder a servicios: abrir una cuenta bancaria, contratar un seguro, o incluso ingresar a un edificio.

Pero pensemos: ¿la información que compartimos cada vez que entregamos nuestra cédula es realmente la mínima necesaria?
¿Por qué un guardia de seguridad necesita conocer mi fecha de nacimiento o el nombre de mi cónyuge, si lo único que requiere es verificar mi identidad y anotar mi ingreso?

En la práctica física, seguimos compartiendo más datos de los necesarios, lo que nos expone a riesgos de seguridad y privacidad. Pero lo mismo hacemos en el entorno digital, cuando sobre-exponemos información en historias, posts u hojas de vida abiertas al público.

El nuevo paradigma europeo: declaraciones electrónicas de atributos

Frente a esta problemática, Europa lleva más de dos décadas trabajando en soluciones de identificación digital confiable. El Reglamento eIDAS2 (UE 2024/1183) representa un paso trascendental hacia una identidad digital segura, interoperable y centrada en el ciudadano.

Este reglamento introduce las declaraciones electrónicas de atributos: datos personales específicos que, al ser certificados por entidades de confianza, permiten identificar a una persona sin necesidad de revelar más información de la necesaria.

Por ejemplo:

  • Validar que alguien es mayor de edad, sin revelar su fecha exacta de nacimiento.
  • Confirmar que posee una licencia de conducir vigente, sin mostrar su número de cédula.
  • Demostrar pertenencia a un gremio profesional (como médico o abogado) sin exhibir títulos o credenciales adicionales.

Estas declaraciones funcionan dentro de una billetera de identidad digital, habilitada por cada uno de los países miembros y gestionada por el ciudadano, que le permite decidir qué atributos compartir, con quién y para qué.

El modelo europeo como referencia

El eIDAS2 establece que, desde el 21 de noviembre de 2026, todos los Estados miembros de la Unión Europea deberán ofrecer a sus ciudadanos una billetera de identidad digital interoperable a nivel continental.

Este modelo se apoya en un ecosistema reforzado de servicios de confianza, integrado por:

  • Fuentes auténticas de información (como registros civiles o autoridades fiscales).
  • Entidades de certificación de información, también conocidos como prestadores de servicios de confianza, que validan y firman digitalmente los atributos.
  • Prestadores de servicios públicos y privados, que consumen esos atributos para ofrecer productos, servicios o trámites seguros.
  • Ciudadanos, que se mantienen en control de qué comparten, cuándo y con quién.

Interoperabilidad y confianza: el reto ecuatoriano

En Ecuador, el camino hacia la identidad digital ya comenzó. La DINARDAP gestiona la Federación de Plataformas de Servicios de Interoperabilidad, que conecta actualmente a más de 50 instituciones públicas como fuentes de información y a más de 200 entidades consumidoras de datos.

El objetivo es claro: promover la simplificación de trámites, reducir requisitos y eliminar el uso de papel, garantizando seguridad jurídica y protección de datos.

El siguiente paso natural es extender esta interoperabilidad al sector privado, permitiendo que bancos, aseguradoras, universidades o empresas tecnológicas, previo consentimiento del ciudadano, puedan acceder a información confiable directamente desde fuentes auténticas como el Registro Civil, SRI o ANT.

Imaginemos este escenario:

Desde mi billetera digital recibo una notificación:

  • El Banco XYZ solicita validar tu condición tributaria y tu identidad registrada.
  • Acepto la solicitud con mi FaceID o PIN, y en segundos el trámite se completa, sin papeles, sin copias, sin riesgo de suplantación.

Esto no solo reduciría la burocracia, sino que devolvería al ciudadano el control sobre sus datos personales.

Ecuador: una oportunidad de liderazgo

En nuestro país, existe una oportunidad única para que las Entidades de Certificación de Información y Servicios Relacionados se conviertan en puentes de confianza entre las fuentes auténticas de datos, los usuarios y las instituciones que necesitan verificar información.

El Estado podría definir un estándar nacional que permita el desarrollo de billeteras de identidad digital interoperables, reguladas y auditadas, bajo principios de seguridad, transparencia y consentimiento informado.

Así, podríamos sentar las bases de un ecosistema de confianza digital ecuatoriano, donde las personas vuelvan a ser las custodias de su información y el acceso a servicios digitales sea más ágil, seguro y eficiente.

Conclusión: compartir menos, confiar más

El futuro de la identidad digital no se trata solo de tecnología, sino de confianza, interoperabilidad y empoderamiento ciudadano.

Si logramos que cada persona controle qué atributos comparte, Ecuador podrá dar un salto hacia un modelo digital donde la privacidad y la eficiencia coexistan.Hoy la pregunta que debemos hacernos es simple pero poderosa: ¿Queremos seguir entregando copias de nuestra cédula, o queremos decidir qué parte de nosotros mostramos al mundo digital?

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